
Gustave
Doré nace en Estrasburgo el 6 de enero de 1832 y muere en París el 20 de enero de 1883 .comenzó su carrera
como ilustrador en el momento en que su padre se murió,
y debía sostener a su madre y a su hermano. Aceptó
tanto trabajo como le era posible, ilustrando de libros de viajes
a obras de imaginación. Las Aventuras de Hércules, es la obra
de un joven de quince años llamado Gustave Doré. El álbum es publicado por el editor parisiense Charles Philipon,
que lo presenta al público en estos términos: "Los
trabajos de Hércules fueron compuestos, dibujados y litografiados
por un artista de quince años, que aprendió a dibujar
sin maestro y sin estudios clásicos."
En 1854 realiza su primer libro ilustrado, "Rabelais", encargado por Paul Lacroix, con 103 dibujos. Apartir de ese momento Doré se convierte en un ilustrador infatigable de grandes obras literarias, entre las que se encuentran "Los Cuentos droláticos" (1854), de Balzac; "El Judío Errante" (1855); "La Divina Comedia" (Infierno: 1861; Purgatorio y Paraiso: 1868); "Las Aventuras del Barón Münchausen" (1862); "Los Cuentos de Perrault (1862); "Viaje por España" de Davillier (1862); "Atala" de Chateaubriannd (1863); "Don Quijote de la Mancha" (1863); "La Sagrada Biblia" (1865); "El Reino de Fairy" cuentos en verso de Tom Hood (1866); "Las Fábulas de La Fontaine" (1867); "El Paraiso Perdido" de Milton (1867); "Los Idilios" de Tennyson (1868); "River Legends" de Edward Hugessen (1875); "La Historia de las Cruzadas" de Joseph François Michaud (1877); "La Balada del viejo marinero" de Coleridge (1878); "Orlando furioso" de Ariosto (1878) En pocos
años, se distribuía en casi todas las
lenguas europeas y hebreo. La Santa Biblia de Doré casi
forma la base de todos nuestras imágenes actuales de las
historias de la Biblia. Antes de Doré, los artistas no
intentan a representar una probabilidad de historia. No seguían
siendo honestos a los details del período, embelleciendo
sus escenas con los trajes espléndidos o los anacronismos.
Sin embargo, Doré estudiaba las escenas y los lugares que
encontraba más importantes en la Biblia, y los pinta cuidadosamente,
teniendo en cuenta los trajes, de las enfermedades, y de las actitudes
de la gente en cada historia.
Empleaba
la mejor escuela de grabadores para reproducir su arte. Dibujaba
sobre los bloques de madera con un lápiz, un pincel, y de
los lavados de sombra. Tras varios años, tenía de
confianza en algunos grabadores particulares, incluido su amigo,
a H. Pisan. Doré trabajó con más de 40 grabadores distintos, entre los que se encontraban Pannemaker, Beltrán oPiaud por citar algunos. A menudo, los nombres de grabadores figuraban con el
del artista en parte baja de cada ilustración.
El triunfo europeo de Doré como dibujante e ilustrador de libros, oscureció su obra como pintor atestiguada por más de 200 cuadros. Pese a que concurrió desde su juventud, y de forma constante, con sus cuadros a los Salones de París, su pintura nunca fue debidamente estimada en Francia. Pero Lodres si rindió merecido tributo a sus pinturas, creando una "Doré Gallery", museo únicamente doreano en New Bond Street.
En su CATÁLOGO de la OBRA COMPLETA de GUSTAVE DORE publicado
en 1931, Su autor Henri Leblanc contabilizó 9850 ilustraciones,
68 títulos de música, 5 carteles, 51 litografías
originales, 54 “lavis”, 526 dibujos, 283acuarelas, 133
pinturas, 45 esculturas...
Doré en España
La afición de Doré a lo español, es anterior a su viaje por España con Davillier. En 1855 la visitó acompañado por el periodista Paul Dalloz y el poeta Théophile Gautier. Dibujos de aquel primer viaje le sirvieron para ilustrar "El viaje a los Pirineos" de Taine, así como para realizar el álbum de litografías "Corridas de Toros" en 1860. La famosa cantante de la época Adelina Patti, que fue el gran amor de su vida, era madrileña, aunque de origen italiano. Además Doré mantenía cordiales relaciones de amistad con algunos pintores españoles: Fortuny, Raimundo de Madrazo, o Martín Rico.
La ilustración del Quijote o la de Viaje por España no responden a simples encargos editoriales, sino que fueron fruto de la pasión hispánica sentida por Doré. A Doré le debemos nuestra visión figurada de Don Quijote y Sancho. La suya es la que tenemos todos, pese a que otros ilustradores hayan tenido grandes aciertos (H. de Balzac). Ninguno ha logrado arrebatarle a Doré la paternidad figurativa del hidalgo y su escudero.
En 1862 viene a España por segunda vez, por encargo de la Editorial Hachette. Davillier y Doré, acuciados por el peligro de lo moderno, quieren reflejar e inventariar una España que va a desaparecer. El voluminoso libro es un testigo fiel y formidable de la España pintoresca del XIX, una verdadera obra maestra de la literatura de viajes, tanto por sus textos como por sus famosas ilustraciones.